jueves, 22 de junio de 2006

Vivir concientemente

Al atardecer, un pastor se disponía a conducir el rebaño al establo, pero sentía sueño y decidió descansar un rato bajo un árbol. Al poco rato se quedó dormido y cuando despertó había anochecido. En medio de la oscuridad trató de reunir a sus ovejas para contarlas y muy alarmado, se dio cuenta que faltaba una de ellas.

La buscó durante horas y al ver que no la encontraba empezó a llorar muy apenado. Se dijo así mismo que era un mal pastor, incapaz de atender bien a sus ovejas y se sintió muy cansado. Pensó que cuidar de un rebaño tan grande suponía llevar una carga de responsabilidad enorme sobre sus espaldas. Hasta pudo sentir sus músculos tensos como si soportasen un gran peso encima.

El caso es que para despejarse un poco antes de seguir la búsqueda tomo su farol y se acercó a un pozo para beber y lavarse la cara. Al inclinarse su imagen quedó reflejada en sus aguas y fue cuando observó con asombro que la oveja perdida la llevaba sobre sus hombros."


Fraternalmente en la luz del amor
Miccael Sais

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