miércoles, 28 de junio de 2006

Una Fuerza de Liberación

Una Fuerza de Liberación
Christine Morgan
 
Buenas tardes a todos. Cuando abordamos nuestro tema, la "Muerte como Transición", vale la pena dedicar un poco de tiempo para considerar cómo el occidente laico se ha aislado cada vez más del proceso cíclico natural de la muerte. En busca de nuevas sensaciones en la vida, nuestro descenso desenfrenado en el camino del materialismo ha dado como resultado una identificación demasiado fuerte con nuestra capa de piel; hemos quedado atrapados en sus sentidos y por consiguiente hemos perdido contacto con nuestra naturaleza interna. Los sentidos pretenden informar, no poseer, y sólo desembarazándonos de ellos e interiorizando nuestra línea de investigación, podemos esperar ganar alguna comprensión real de la naturaleza de la muerte. Tenemos que despertar los sentidos internos, esotéricos y darles primacía para alcanzar el centro eterno de nuestro ser que permanece firme y sereno a lo largo de los amplios ciclos de vida, muerte y renacimiento. Entonces podremos conocer de primera mano el bello secreto que el proceso de la muerte vela, que es la entrada en una vida mayor.
Según la tendencia occidental, parece ser que en una vida se consigue todo, de tal manera que nos aferramos a ella mientras sea posible por cualquier medio. El símbolo último de esto lo tenemos en la preservación criogénica y la horrible imagen de cadáveres congelados que volverían a la vida en caso de y cuando la ciencia haya adelantado suficientemente. Esto es un triste testimonio de cuán insensibles nos hemos vuelto a la realidad interna que una vez conocimos instintivamente como nuestra primogenitura. A través de la miopía espiritual, nuestras vidas se han vuelto rápidas, furiosas, autodestructivas y vacías, pero afortunadamente, la crisis mundial está despertandonos rápidamente, aunque dolorosamente, de este peligroso letargo egocéntrico.
Estamos cambiando de dirección para enfrentarnos a nosotros mismos y ya era hora. La muerte por guerra, hambre, enfermedad, terrorismo y desastres naturales es transmitida a nuestras casas diariamente a través de los medios de comunicación - y las personas están respondiendo al terrible sufrimiento que ven. Estas escenas horrorosas nos recuerdan constantemente nuestra propia mortalidad y podemos preguntarnos si realmente puede haber un Dios o una vida espiritual después de la muerte para un mundo que está tan lleno de dolor y de daño, de odio y de separatidad. La desilusión masiva con las religiones ortodoxas ha resultado de su incapacidad para responder tales cuestiones satisfactoria e inteligentemente, que interrogan a las mentes que están buscando una filosofía más satisfactoria para estos desafíos mundiales actuales. Junto al rápido crecimiento de la psicología y las ciencias sociales, la nueva era ha florecido así, llena de pretendidos contactos con los del otro lado del velo de la muerte, comunicaciones con ángeles, abducciones alienígenas, viajes astrales, etc., mientras la investigación científica está abriendo un campo de exploración y debate a través de su investigación de experiencias cercanas a la muerte y experiencias fuera del cuerpo.
Todo esto origina el declive firme de los tabúes que rodean el tema de la muerte y un crecimiento del interés acerca de su naturaleza. La clase dirigente científica hasta ahora no acepta ninguna evidencia firme para la vida después de la muerte y su posición generalmente atea es parcialmente una restitución kármica a la iglesia, antes su dominador y subyugador. Y es llamativo que ahora la descripción del cielo del religioso fanático sería considerada por la mayoría de los científicos como un infierno absoluto, mientras incluso las ideas religiosas ortodoxas sobre el tema parecen tener poca relación o relevancia con las realidades de nuestro mundo moderno, y por consiguiente están perdiendo rápidamente su atractivo. Sólo entendiendo la vida después de la muerte como una extensión de esta vida, puede entenderse el proceso de la muerte como simplemente una transición - una re-colocación de la conciencia de una área de la mente divina a otra. Y este cambio de forma y la adopción de una nueva, más conveniente, es sólo parte de una infinita espiral de progreso en línea con el Plan divino.
Para entender la relación entre este mundo y el próximo, necesitamos adoptar una perspectiva más desapegada e impersonal. Tenemos que dejar ir nuestro punto de vista egocéntrico de la vida para entrar en el gran esquema de las cosas, las personalidades individuales realmente mueren después de que sus cualidades más elevadas han sido reabsorbidas dentro del alma. El alma es la que persiste y la que, a través de las encarnaciones sucesivas, está tomando continuamente el control de sus vehículos para poder manifestarse totalmente en la forma física. Cuando esto ocurra en masa, la conciencia colectiva de la humanidad formará un centro vibrante de fuerza - una avanzada de la divinidad con la responsabilidad de gobernar el planeta y nutrir espirituamente a los reinos inferiores de la naturaleza - cada uno de los cuales tiene su papel que representar en el plan Divino.
Cuando adoptamos esta perspectiva, empezamos a ver la muerte de manera positiva en lugar de negativa, y a comprender que la única muerte real es la limitación, que es lo que la encarnación en la substancia física densa es desde la perspectiva de la mente iluminada - liberación de ella para entrar en la vida mayor. Esta actitud inversa sobre lo que llamamos vida y muerte es el punto de vista del iluminado y se resume bellamente en el siguiente pasaje del libro de Alice Bailey, La Curación Esotérica:
"Ten presente oh Chela, que en las esferas conocidas, la luz sólo responde a la PALABRA. Sabe que esta luz desciende y se concentra; sabe que desde su punto de enfoque escogido ilumina su propia esfera; sabe también que la luz asciende y deja en la oscuridad aquello que, en tiempo y espacio, ha iluminado. A este descenso y ascenso los hombres le llaman vida, existencia y muerte; a esto Nosotros, que hollamos el Camino Iluminado, le llamamos muerte, experiencia y vida".
Es bonito e inspirador contemplar este giro de la perspectiva de la vida y la muerte en la cabeza. Puesto que los mundos se crearon a través de la enunciación de la PALABRA así, en una vuelta inferior de la espiral, cada uno de nosotros es una palabra enunciada por el alma y manifestada en el plano físico. La PALABRA atrae la substancia iluminada hacia sí mismo, que entonces se solidifica en la carne proporcionando nuestro caparazón temporal o casa. Y cuándo esta forma envejece o sobrepasa las posibilidades de su utilización, como ocurre con todas las formas - ¿por qué retenerla?
Este tomar y soltar forma es el lado espiritual del proceso evolutivo la conciencia que reside en cada forma nunca se pierde, pero la espirales en y fuera de diferentes formas impulsan la experiencia, el ajuste, el aprendizaje y la evolución en línea con lo que sólo podemos llamar el plan de algun tipo de mente divina. Reflexionando sobre esto ganamos un sentido mejor de la proporción cuando apartamos la vista de nuestro propio destino personal en favor de una perspectiva más macrocósmica. Este enfoque impersonal nos llena de respeto cuando nos damos cuenta del amor incondicional que se encuentra tras los procesos universales y que lo impulsa todo adelante hacia alguna meta desconocida.
Alice Bailey nos dice que el trabajo de la Gran Vida que anima nuestro planeta aplica energías y fuerzas de acuerdo con las leyes cósmicas... y crea continuamente las nuevas formas necesarias para expresar la "vida más abundante" y el "propósito creciente de Su voluntad", que el transcurso de las épocas hace posible cíclicamente. En este momento vivimos en un ciclo en el que Su intensa actividad está utilizando la técnica de la destrucción divina para liberar la vida espiritual. Simultáneamente, esta gran Vida está creando una nueva estructura de civilización que expresará más plenamente el logro evolutivo del planeta y los reinos de la naturaleza, llevando finalmente a la expresión perfecta de Su vida y propósito divino. Afortunadamente nos dicen que este período de destrucción está acercándose a su fin y que si iniciamos los cambios necesarios en la conciencia, surgirá una era de comprensión amorosa.
De esta manera vemos que la muerte no es sólo algo que afecta a los individuos - forma parte plenamente de un proceso más grande por medio del cual el alma se adapta a las leyes espirituales. Esto involucra la destrucción periódica de todo lo que está cristalizado y necesita liberarse dentro de nuevas formas. Tiene lugar en todas partes y a todos los niveles y vemos enormes cataclismos como los terremotos en el reino mineral y la extinción de especies. A nivel humano vemos también el proceso de la muerte trabajando a nivel emocional y mental; así tenemos la muerte y el renacimiento constante de instituciones, religiones, movimientos políticos, y tendencias culturales. Vemos construcción, destrucción y reconstrucción a nuestro alrededor, y todo se hace más penoso por el hecho de que estamos intentando mantener las formas familiares y conocidas del pasado.
Es duro para nosotros que nos identificamos así con el aspecto forma entender este propósito mayor de la muerte, especialmente en el caso de desastres naturales, algunos de los cuales hemos visto recientemente. Según las Enseñanzas de la Sabiduría Eterna, todos los así llamados Actos de Dios proceden de acuerdo con la Ley y el Plan, y esto causa comprensiblemente una paradoja turbadora, porque ¿quien puede reconciliar tan terrible dolor con un Dios benevolente y todo amor? Quizás parte de la contradicción se debe a la tendencia a proyectar inconscientemente hacia Él una personalidad íntimamente interesada en los asuntos de cada individuo en el planeta. Sin embargo, las grandes Vidas que residen en el Centro dónde la Voluntad de Dios es conocida, incluyendo el Logos planetario Mismo, se enfocan más en las relaciones interplanetarias y la dirección de las fuerzas cósmicas para el bien de todos los reinos de la naturaleza. A partir de esto podemos suponer que, en los desastres naturales y en tiempos de guerra, el destino y el karma individual son reemplazados generalmente por el karma grupal y racial, e incluso el karma planetario en el caso de desastres naturales. Y desde luego, esotéricamente la muerte es simplemente la liberación en la vida mayor mediante el traslado de la conciencia a otra área del esquema Divino. Así aunque los desastres naturales como los terremotos están bajo la guía de inteligencias planetarias, la gran ley de Amor que rige el sistema solar nunca se infringe. Ocurre simplemente que la forma tiene que ceder a "la presión de la idea divina", o para decirlo de otra manera "La vestidura de Dios se deja a un lado por la energía de Sus movimientos… "
En el caso del conflicto humano que parece no tener nada que ver con el divino, sino más bien con la locura humana, el gran pecado de la separatividad es la causa última de todas las guerras y a todos los niveles - racial, nacional e individual. Parece que nos produzcamos un intenso sufrimiento hasta el punto de forzar la renuncia. Cuando la voluntad egoísta ha sido vencida, entonces las nuevas leyes espirituales pueden tomar el control. Entonces la personalidad egoísta se convierte en un alma generosa, deseando cooperar con la energía de síntesis que finalmente da lugar a la unificación planetaria.
La síntesis viviente es, entonces, la meta de evolución hasta donde podemos entenderla, y el sentido de separatividad es el que tiene que ser superado. Esta separación proviene de la encarnación en la substancia densa en un cuerpo físico tosco. Pero a través de nuestra evolución en la substancia planetaria, esta substancia se redime lentamente y la completa ilusión del tiempo y del espacio que dimana de ella es disipada. Ésta es nuestra misión y fue el impulso que trajo a la familia humana a la encarnación en una marea de energía desde la constelación Cáncer. En esta conexión nos dice Alice Bailey en el libro Astrología Esotérica:
"Con el fin de negar oportunamente el concepto tiempo-espacio y demostrarlo como una ilusión, en Cáncer se abrirá la puerta al alma sacrificada y servidora. Tengan presente siempre esto, cuando estudien el tema del renacimiento. Los términos renacimiento y reencarnación son engañosos; “impulso cíclico”, “repetición inteligente, plena de propósito” y “consciente inhalación y exhalación”, describirían con más exactitud este proceso cósmico. Esotéricamente hablando, el punto de mayor interés reside en el hecho de que el renacimiento grupal tiene lugar en todo momento, y la encarnación del individuo es incidental a este gran acontecimiento. Esto ha sido en gran parte ignorado u olvidado, debido al intenso y egoísta interés en la vida y experiencia personales". (p. 245-246)
Ahora podemos tomarnos una pausa para reflexionar en el patrón vida-muerte como una inhalación y exhalación cíclica y entonces pronunciaré el antiguo mantram Hindú, el Gayatri que tan poderosamente lo simboliza. Aquellos que lo deseen serán bienvenidos a unirse y al final podemos pronunciar la palabra sagrada, el OM:
Oh Tú, sustentador del Universo,
De Quien todas las cosas proceden,
A Quien todas las cosas retornan,
Revélanos el rostro del verdadero Sol Espiritual,
Oculto por un disco de luz dorada,
Para que conozcamos la verdad,
y cumplamos con todo nuestro deber,
Mientras nos encaminamos hacia Tus sagrados pies.
OM
El proceso de la muerte
¿Y exactamente qué ocurre en la muerte? Al final de un ciclo de vida, el alma ejerce su poder de atracción de manera que contrarresta el poder de atracción inherente en la materia. En este sentido la muerte es un toque del alma que es demasiado fuerte para el cuerpo. Es un acto de Amor del alma e involucra tres procesos principales para liberar el fragmento encarnado del alma de los mundos inferiores:
El primero es El Trabajo de Restitución. Esto significa la reincorporación de la substancia que constituyó el cuerpo físico al depósito básico de substancia, dejando a la persona permanecer en el cuerpo etérico o vital; desde el ángulo de la alma, esto marca el principio del retorno de la energía espiritual divina a su fuente en los niveles del alma. Esta restitución es predominantemente el trabajo del alma humana en el cuerpo físico que trabaja a través del corazón y los centros de la cabeza.
El segundo proceso es El Arte de Eliminación que tiene lugar en cuanto ha terminado la restitución de la substancia física. Ahora la persona se libera de toda reacción a la atracción que ejerce la materia física; y permanece en los cuerpos sutiles sensible a sólo tres factores predisponentes:
La cualidad de su equipo astral-emocional.

La condición mental en la que habitualmente vive, y

La voz del alma
a menudo poco familiar pero a veces bien conocida y querida. Nos han dicho que es el alma en la forma, no el alma humana, la que trabaja en la eliminación del control de los cuerpos astral y mental hasta que el alma ascendente se reenfoca en los niveles concretos del plano mental como un punto de luz radiante. Después en el proceso evolutivo, esto cambiará y el alma-en-encarnación efectuará los cambios necesarios y el proceso de abstracción.
Finalmente, después de que el Arte de la Eliminación haya concluído, tenemos Los Procesos de Integración. Éstos involucran los esfuerzos de la persona espiritual liberada para fusionarse con el alma (la superalma) en los niveles más elevados del plano mental. La parte vuelve al todo, y la persona comprende el verdadero significado de las palabras de Krishna:
"Habiendo compenetrado el universo entero, con un fragmento de mí mismo, Yo permanezco."
Así, el fragmento consciente que adquiere experiencias, habiendo impregnado el pequeño universo de la forma en los tres mundos, aún permanece y sabe que es una parte del todo.
Estos tres procesos de Restitución, Eliminación e Integración son lo que llamamos la muerte y con ellos en mente, ahora podemos mirar el arte de la muerte con un poco más detalle. Aunque normalmente pensamos en la muerte como la separación inmediata del cuerpo físico, desde la perspectiva de la alma, una persona en el plano astral o el plano mental inferior todavía está en encarnación y la duración del tiempo necesario para completar este proceso varía según la edad y la experiencia del alma encarnada. La mayoría permanecerá en los planos astral o mental inferior durante un período largo en el que el arte de eliminación prosigue gradualmente hasta que allí no haya nada para atraerlos magnéticamente a estos niveles.
La Disolución y el Arte de la Muerte
En el momento fijado, el alma pronuncia una "palabra de retiro" (también llamada "palabra de la muerte"). El cuerpo etérico, que interpenetra el cuerpo físico durante la encarnación reacciona a la nota del alma y se prepara para la abstracción. En respuesta a esto, las glándulas inyectan una substancia en la corriente sanguínea que afecta el corazón, siendo esta una de las causas del coma y de la pérdida de conciencia. Finalmente, sobreviene un pequeño temblor psíquico soltando la conexión entre el cuerpo etérico y el sistema nervioso - produciendo a menudo la relajación y la falta de miedo que a menudo muestran las personas agonizantes. El doble etérico se prepara ahora para dejar el cuerpo a través de la puerta de salida de uno de los chakras mayores. Esta abertura normalmente es el plexo solar, pero los buenos ciudadanos y los aspirantes del mundo salen a través del centro del corazón, mientras que los más avanzados salen a través del centro de cabeza. Este punto de salida, claro está, determinará la nueva situación de la persona en los planos internos.
Durante este tiempo la persona agonizante está retirando su conciencia contínuamente dentro de los vehículos astral y mental, como preparación para la total abstracción de su cuerpo vital o etérico. Por esta razón es esencial que se guarde silencio en la habitación donde se produce la muerte. Se va abstrayendo dentro de sí mismo y, en el caso de la persona avanzada, este proceso se emprende conscientemente. Muchas personas permanecen conscientes también de la relación con los demás aunque vayan perdiendo su aferramiento a la existencia física. Sigue otra pausa y es en este punto donde el cuerpo físico puede recobrar su aferramiento sobre el cuerpo etérico, si el alma lo ve como parte de su plan interno y no se había planeado la muerte. Así que en este punto es de suponer que muchos regresen para transmitir sus Experiencias Cercanas a la Muerte. A veces, el poder atractivo, congregado, del cuerpo físico es tan fuerte que prolonga el proceso de morir durante semanas. Finalmente sin embargo, perderá la batalla si la muerte es el plan del alma.
Después de la muerte física
Después de la muerte física, la misma persona todavía está presente en el planeta, aunque ahora de forma intangible. La conciencia de la persona que está muriendo se enfoca en el cuerpo emocional o mental (más exactamente en el cuerpo deseo-mente) y hay pleno conocimiento de lo que está teniendo lugar. La persona promedio es plenamente consciente de sí mismo con una claridad de percepción desconocida mientras estaba encarnada. Cuando el cerebro ya deja de registrar la conciencia, momento que concebimos en el plano físico, deja de existir. Invariablemente sigue un momento de contacto directo con el alma, incluso en la persona más ignorante, y esto se experimenta como algo parecido a un largo y fuerte tirón dado a la cuerda de una campana. El alma responde y la persona ve las experiencias de la reciente encarnación presentándose otra vez ante ella. De dichas experiencias, se aíslan tres semillas o factores condicionantes que contienen la clave de las formas que se construirán en una encarnación futura, y pueden describirse como sigue:
Primera simiente - determina la naturaleza del medio ambiente físico en el cual la persona reencarnará - su cualidad y el campo necesario de contacto.

Segunda simiente - determina la cualidad del cuerpo etérico a través del cual las fuerzas del medio ambiente harán su impacto en el cuerpo físico, por el cual circularán las energías entrantes. También especifica cual de los siete chakras mayores estará más activo durante la próxima encarnación.
Tercera simiente - determina la clave del vehículo astral. Esta simiente nos pone en relación con quienes previamente amamos o estuvimos en contacto. Aquí de nuevo la idea grupal rige todas las encarnaciones, que no responden sólo al deseo individual, sino también al impulso grupal, en línea con el karma grupal así como individual.
Estas simientes de "determinación del reconocimiento" como se llaman, se aplican al grupo pero sólo en los tres niveles inferiores de conciencia. Para aquellos que son sensibles al alma, el Antiguo Comentario dice al respecto: "Cuando el alma conoce al alma en el lugar de reunión, hasta donde llega el llamado del Maestro, dichas simientes desaparecen". Esto significa que mientras la mayoría de las personas vuelven a la encarnación a través del karma, y el deseo de obtener experiencias, incluyendo la reunificación con aquellos con los que establecieron relación en el pasado, los que están hollando el sendero y están "fusionados con el alma" hasta cierto punto, son atraídas a la encarnación más por el trabajo que el alma desea llevar a cabo en línea con el Plan divino.
Siguiendo esta experiencia de Revisión del alma y aislamiento de las tres simientes, la persona busca a aquellos a quienes él o ella está atado emocionalmente y re-establece relación con ellos. En el caso de los que tienen fuertes apegos emocionales de amor u odio hacia los que todavía están en encarnación física, él o ella será atraido magnéticamente hacia ellos y los buscará y permanecerá cerca de ellos, consciente de sus actividades. Sin embargo, en ambos casos, el señuelo del deseo desaparece lentamente a medida que la mente se vuelve más dominante. Ahora se acerca la segunda muerte - el Arte de Eliminación - para liberar del dominio del cuerpo deseo-mente.
Desde la perspectiva del alma, el plano astral es un lugar de deseo intenso y por consiguiente es un mundo aun mayor de espejismo en muchos sentidos que el físico. Por esta razón una de las cosas más poderosas que podemos hacer en esta vida, es purificar nuestras emociones y liberarnos del control de sus fuerzas - entonces el plano astral no nos retendrá mucho cuando salgamos de la encarnación física y nosotros habremos jugado una parte en la destrucción del espejimso de este plano.
Tres tipos de Cielo
Podemos pasarnos mucho tiempo en el plano astral según la condición de nuestras emociones y deseos, especialmente cuando el estado de conciencia que las religiones tradicionales llamarían "Cielo" será encontrado aquí. Es una condición de goce sensual, el resultado del anhelo y deseo de descanso, paz y felicidad, y como cada individuo lo construye para él, mismo, a pesar de que él o ella intentan construir una vida ideal en el plano físico, hay tantas variaciones como participantes hay allí. Sin embargo llegará el tiempo, cuando el arte de la eliminación prosiga, en el que el cuerpo astral morirá permitiendo a la conciencia retirarse al plano mental.
Y aquí, en el plano mental también hay un cielo, a menudo llamado el devachan. Es de un orden vibratorio más elevado que el cielo astral y la bienaventuranza que en él se disfruta se describe como más mental e intensa, el sentido de realidad es arrollador comparado con cualquier experiencia en el plano astral. Pero todavía está en el mundo inferior de la forma y aquellos que están hollando el sendero espiritual y aprendiendo a servir, también deben transcender este estado. Esto sólo puede ocurrir a través de la práctica constante del desapasionamiento y el desapego en cualquier plano de conciencia en el que nos encontremos. Incidentalmente, puede no haber ningún devachan para los no evolucionados, para donde ha habido poca inteligencia, poco pensamiento activo, esto es poca experiencia mental para gustarle el Devachán y por consiguiente la conciencia no puede trabajar en ese ambiente. En estos casos, hay un impulso del Alma para reencarnar casi inmediatamente.
El tercer tipo de cielo es el Nirvana del que tanto oímos hablar. La entrada sólo es posible cuando los tres mundos inferiores ya no retienen a la persona a través de la inclinación o el karma. Aunque el Devachan proporciona el sentido de unidad con los otros, todavía es un reflejo de este estado más elevado y está teñido de egoísmo y del placer de la separatividad. El nirvana, sin embargo constituye la verdadera conciencia de grupo y en este elevado estado de conciencia cada identidad separada, aunque auto-realizada, participa en la realización grupal. En esto está la bienaventuranza para el individuo - ya no se siente la separación, sólo se conoce el todo y la unidad esencial. Es un estado de conciencia que puede conocerse en el plano físico por aquéllos que obtienen la iluminación.
Factores que guían la decisión consciente de reencarnar en los que están activos en el sendero espiritual
Sabemos que el impulso natural del alma es dar y servir y que es capaz de imprimir este deseo en el discípulo parcialmente iluminado durante la encarnación. Por consiguiente, el objetivo entero del discípulo después de la muerte es desprenderse de los cuerpos más sutiles, y adquirir unos nuevos. Mientras aquellos que apenas están empezando en el camino espiritual desean ser libres de la rueda de renacimiento, las almas avanzadas son libres incluso mientras están en encarnación, porque su conciencia está alineada y fusionada con el alma, y este deseo de servir a la humanidad y al Plan es el que determina si encarnan o no.
Una vez se ha descartado el cuerpo, la mayoría de las personas enfrentará dos grandes experiencias, a saber un momento de contacto con el alma y después una reorientación relativamente violenta hacia la vida terrena. En resumen, éste es un proceso de "descenso y llamado" donde, entre otras actividades, se recoge la substancia necesaria para formar los futuros cuerpos y se colorean con las cualidades y características ya logradas. En esta fase se hace una elección deliberada de los padres antes de esperar el momento de la encarnación. Alice Bailey hace ver que los padres por consiguiente sólo dan el cuerpo físico denso, excepto cuando la experiencia del alma es larga y se ha establecido una verdadera relación de grupo.
Meditación
Superar el proceso de la muerte y convertirlo en algo en lo que participamos conscientemente es el próximo paso adelante de las personas inteligentes de buena voluntad en todas partes, y la meditación es la clave para entender el proceso de la muerte. Si podemos referirnos al Gayatri por un momento, este mantram vela muchos niveles de conciencia de acuerdo con nuestra comprensión espiritual. Para la mayoría de nosotros, será la luz del alma - una luz que muchos de nosotros tratamos de invocar en la vida diaria. Sin embargo, en la mayor parte del ciclo de encarnaciones, el alma en su propio plano recibe poca información de nuestros asuntos y actividades diarias, pero cuando empezamos a hollar el sendero y a invocar su luz deliberadamente, la primera regla de Magia Blanca nos dice esto: El Ángel Solar se recoge en sí mismo, no disipa su fuerza, sino que en profunda meditación se comunica con su reflejo.
Cuando esto ocurre, la personalidad experimenta un impulso a la introspección y a la meditación y empieza a tener lugar un proceso positivo de muerte y destrucción para todo lo que obstruye la luz de la alma. San Pablo habló de este proceso en su epístola a los Corintios cuando dijo "muero diariamente". "Esto conduce hasta la Crucifixión de los Cristianos y la Gran Renunciación, en Oriente, con su lección de sacrificio y su llamada a la muerte de la naturaleza inferior. Ésta era la lección que San Pablo conoció, y la meta hacia la que se esforzó. ‘Muero diariamente', dijo, porque sólo por la práctica diaria de la muerte experimentada, la Muerte final puede ser enfrentada y soportada". A través de la redención y la resurrección de nuestra vida mental, empezamos a comprender que la muerte misma es parte de la Gran Ilusión y sólo existe debido a la densidad de los velos de substancia que hemos acumulado en nuestras auras por una vida egocéntrica.
El papel de la meditación es central para el proceso entero de la muerte y la liberación pues construye una senda entre la mente concreta inferior y la mente abstracta superior y más allá. Un día esto asegurará la continuidad de conciencia entre este mundo y los planos más sutiles que, en la actualidad, sólo se nos revelan cuando abandonamos el cuerpo físico en la muerte. El mismo acto de abstracción diaria consciente y entrenada fuera de la identificación con nuestro cuerpo, emociones y pensamientos nos preparan para el "Arte de Eliminación" que procede a la muerte bajo la autoridad del alma. El proceso de desapego purifica y eleva la vibración de la substancia de nuestros vehículos y esto ayudará a provocar una rápida y planeada liberación cuando el alma nos llame de nuevo, como ha hecho muchas veces anteirormente.
Alice Bailey escribió que la muerte es un acto de la Intuición - intuición transmitida por el alma a la personalidad y luego llevada a cabo. Si examinamos el significado de la Intuición, encontramos que es una percepción directa de la voluntad del alma u hombre interno, sin la interpretación de la mente o coloreada por las emociones. Para muchas personas, la muerte puede ser el único momento en la vida en que experimentan la verdadera intuición porque no afecta a los detalles de la vida de la personalidad sino a los propósitos más amplios de grupo con los que el alma está comprometida. Aquí podemos referirnos a lo que se dijo antes de que el proceso entero de renacimiento o "impulso cíclico" es básicamente una actividad grupal en la que el individuo es sólo incidentalmente significante.
Merece la pena tener en mente que la muerte en un sentido es algo que experimentamos todas las noches en las horas de sueño. Muchos no comprenden que en el sueño morimos al plano físico y estamos vivos y funcionando en otro sitio. Y que sólo la tosquedad relativa del cerebro que fracasa en registrar esto con precisión cuando volvemos a la conciencia de vigilia cada mañana. Los procesos del sueño diario y la muerte son de hecho muy similares, excepto que en el sueño el hilo magnético o corriente de energía a lo largo de la cual fluye la fuerza de vida, se conserva intacto y es el camino de retorno al cuerpo. En la muerte este hilo de vida está roto o partido. Cuando esto ocurre, la conciencia no puede volver al cuerpo físico denso, y entonces ese cuerpo, careciendo del principio de coherencia, se desintegra.
La desintegración es el destino de todas las cosas cuando el principio aglutinador del alma no sostiene y relaciona de alguna manera la substancia en la forma. Resumiendo la naturaleza de la muerte, Alice Bailey nos proporciona un pensamiento muy profundo y poderoso: La muerte es, realmente, deterioración en tiempo y espacio, y se debe a la tendencia de la materia-espíritu a aislarse, mientras está en manifestación. Aunque no tenemos tiempo para explorar esto en detalle, quizás su mejor salida sea como un tema para la reflexión. Esta declaración resume el proceso entero de involución y evolución, de meterse en la forma y en un estado de conciencia más separado, individualista, y luego el retorno a la unidad en el arco ascendente de evolución, al espíritu llevando los frutos de nuestra experiencia con nosotros como cualidad. Cuando aprendemos a trabajar conscientemente en este proceso nos alineamos con la fuerza liberación del alma y conocemos sólo la Vida espiritual mayor.
Finalmente, es tranquilizador saber que el miedo y el horror a la muerte desaparecerán porque está fundado en el amor a la forma - a la propia forma, a las formas de aquellos a quienes amamos y a la forma de nuestro medio ambiente familiar y entorno. Este tipo de amor todavía se opone a toda nuestra enseñanza sobre las realidades espirituales. La esperanza del futuro, y la esperanza de nuestra liberación de este miedo infundado, se encuentra en el cambio de nuestro énfasis hacia la realidad del alma eterna y hacia la necesidad de ese alma de vivir espiritual, constructiva y divinamente en los vehículos materiales. El dolor, la soledad, la infelicidad, la decadencia, la pérdida - todo esto son ideas que desaparecerán cuando las personas aprendan a vivir conscientemente como almas, y consideren la forma o formas como simples modos de expresión. Entonces tendrá lugar un nuevo y más alegre enfoque de esa gran experiencia.
 
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