jueves, 29 de junio de 2006

LA MENTE

LA MENTE
Por John Baines
New York/La ciencia secreta

La mente es la varita mágica del hombre. Es el instrumento maravilloso
con el que se pueden recorrer millones de kilómetros por segundo hasta
el planeta más lejano, ya que para la mente no existe el tiempo ni la
distancia. Es como un sombrero mágico del que se puede extraer cualquier
cosa.

Hay un principio de la Hermética que establece que "todo es parte de la
mente, que el Universo es mental".

Sólo cuando se entiende que todo lo que existe en el mundo material es
sólo energía mental cuya onda vibratoria ha descendido hasta que se
condensa en sólidos, podemos comprender la importancia de estudiar y
educar la mente.

El cerebro es como un radio transmisor que envía y recibe ondas
radiales constantemente. Por supuesto, las ondas del pensamiento son más
sutiles y poderosas. Todo pensamiento consiste en energía electromagnética
de alta vibración. El cerebro es un potente generador de energía cuyas
ondas vibratorias dependen del grado de cultura y desarrollo intelectual
de un individuo. Por lo tanto, a un hombre con onda mental larga le
resulta muy difícil comprender a otro con onda mental corta. Esta es la
razón detrás de esas discusiones eternas que surgen cuando dos personas,
que creen en lo mismo, no logran ponerse de acuerdo porque vibran de
manera diferente.

La mente es como la puerta de entrada hacia lo que se conoce como la
cuarta dimensión o plano de energía. Todo lo que el hombre pueda imaginar
se convierte en realidad en el plano de energía y, por lo tanto, puede
lograrse en el mundo material. Cada vez que pensamos producimos una
emisión de energía electromagnética que da origen a un ente que posee
cierto grado de conciencia y que vivirá en ese nivel energético. La
conciencia de dicho ente estará directamente relacionada con el estado
psíquico y mental del pensador y se convertirá en un verdadero descendiente o
niño suyo. Y como suele ocurrir con todos los niños, estos entes
necesitan de sus padres para desarrollarse y nutrirse. Por consiguiente,
ahora podemos entender la certeza del aforismo que indica que "el hombre es
un reflejo de su pensamiento".

Estos niños mentales son los que decidirán el destino de una persona y
le traerán "buena o mala suerte" de acuerdo con su calidad vibratoria.
Algunas veces conocemos a alguien que nos provoca tristeza o depresión.
Esto se debe al hecho de que hemos atraído a su grupo vibratorio de
descendientes mentales, que pueden tener un carácter negativo. En cambio,
otra gente nos provoca una alegría y confianza que nos elevan el
espíritu. De ahí que sea tan importante seleccionar cuidadosamente a nuestras
amistades. Hay que evitar a quienes irradian negatividad, pesimismo y
fatalismo, ya que en toda reunión o conversación ocurre un intercambio
de magnetismo y energía mental. En el plano mental todo pensamiento es
materia y en el mundo físico se torna tan concreto como una piedra. Si
pudiéramos echar un vistazo al plano mental percibiríamos que cada
individuo está rodeado por formas mentales que están de acuerdo con su
vibración dominante. En el caso de una persona apasionada o muy instintiva,
es posible que veamos tigres, toros, hienas, etc. Sin embargo, una
persona llena de amor hacia sus congéneres emitirá pensamientos que
adoptará formas hermosas, como de flores y plantas. En cambio, un avaro
irradiará entes en forma de pulpos con muchos tentáculos. Un individuo de
ideas muy modernas estará rodeado de entes cubiformes.

Si una persona pudiera concentrar toda su energía mental en un objetivo
único, obraría milagros. En la realidad, nuestra menta salta
constantemente de un pensamiento a otro durante el día e, incluso cuando estamos
durmiendo, no descansa. Este divagar constante origina un
extraordinario desperdicio de energía que, en ocasiones, puede dejar exhausta a una
persona. Para lograr una vida mejor, tenemos que dominar nuestra
imaginación para no crear un futuro duro y negativo para nosotros mismos, ya
que todo pensamiento se materializa. Por ejemplo, quien piense que la
mala suerte lo persigue, se coloca a sí mismo en un plano de negatividad
que produce infortunio y miseria. Aquel que tiene un bajo grado de
autoestima, transfiere sus pensamientos negativos a otros que, como
reflejo, lo menospreciarán.

Uno de los hábitos mentales más dañinos es el de ponerse a soñar
despierto, pues en ese estado se permite que los pensamientos divaguen
libremente. Esta costumbre equivale a abrir las puertas de la mente a un
océano de vibraciones mentales ajenas de donde pueden provenir ondas
depresivas o ponzoñosas. En el campo etéreo que rodea a la Tierra, al igual
que las ondas de radio vibran los pensamientos de todos los habitantes
del planeta. Por lo tanto, es necesario educar nuestra imaginación para
que sólo tenga espacio para las influencias de éxito, paz y
prosperidad. De esta forma, estaremos "sintonizados" con lo bueno y positivo, y
podremos cerrar nuestras mentes a las ondas malévolas.

La persona que es capaz de mantener una imagen fija en su mente y no
permite que otros pensamientos se la borren, de seguro logrará
maravillas, ya que la mente es materia y la materia es mente. Esto significa que
la energía y la materia son manifestaciones diferentes de la mente.

En el terreno energético, la mente es como un ovoide alrededor de la
cabeza, un ovoide cuyo tamaño es directamente proporcional al campo
conceptual del individuo. Este ovoide es como un espacio cerrado de energía
magnética que, después de un intenso proceso de pensamiento, se abre en
una dirección específica.

Las enfermedades y trastornos mentales surgen cuando fuerzas negativas
o malignas en el exterior invaden a este ovoide. Para aclarar esto,
debemos analizar brevemente lo que ocurre tras la muerte.

En el instante en que el espíritu abandona el cuerpo, también se
produce una separación entre el cuerpo y la parte animal del hombre, que está
vinculada a las pasiones inferiores y los delitos. A esto le llamamos
"corteza astral", ya que es como la cubierta que envuelve al cuerpo
astral. Generalmente, esta corteza se desintegra después de cierto tiempo
debido a la carencia de energía. No obstante, cuando dicha corteza es
muy fuerte, lucha por sobrevivir y busca a otras personas en quien
introducirse para continuar existiendo en el plano material. Cuando una de
estas entidades logra penetrar el ovoide mental de un individuo, produce
un marcado cambio de carácter porque la persona asume características
de la personalidad inferior e instintiva del fallecido a quien pertenece
la corteza.

Las obsesiones son el resultado de este fenómeno y si la corteza es lo
suficientemente potente, puede disociar completamente el espíritu de la
persona afectada produciendo así un estado de locura. En casos más
graves, hay varias entidades que están luchando por controlar un cuerpo
determinado y producen una demencia total.

Hay casos en los que se puede expulsar a estas entidades, porque suelen
tener miedo de las personas puras y en control de sí mismas, cuya
voluntad es fuerte poseen personalidad magnéticas o solares.

Las sesiones espirituales son los lugares idóneos a donde estas
entidades acuden para nutrirse de la energía de los médiums y de quienes
conforman la cadena de invocación. Es por esto que los médiums sufren de
desgaste nervioso y cansancio después de que someten sus energías a estos
vampiros invisibles que se burlan de ellos haciéndose pasar por el
espíritu de otras personas fallecidas.

Pero quienes más sufren en esto son los que asisten a estas sesiones
espirituales creyendo que los espíritus de sus muertos queridos se
materializarán. Al mantener a estas entidades vivas, los presentes causan un
gran daño sin percatarse de ello porque dichas entidades absorben parte
de la conciencia de los participantes y siguen siendo capaces de
realizar conscientemente sus actos denigrantes.

Cuando la ciencia pueda probar la existencia de estos entes, se habrá
logrado un gran avance hacia el tratamiento de muchas enfermedades
mentales, como las obsesiones y otros trastornos.

Las enfermedades se originan en la mente y no es hasta transcurrido
cierto tiempo que se manifiestan en el cuerpo.

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